Mi primer año en la Universidad
Llegó la hora de la verdad, tu primer año de universidad. Seguramente habrás escuchado miles de leyendas urbanas sobre la universidad, el campus, la vida del estudiante, los exámenes, las becas, etc., y ha llegado el momento de vivir esta experiencia por ti mismo. Probablemente los primeros estarán llenos de incertidumbre y muchas emociones pero, ¡no te preocupes! Hemos preparado 7 consejos para ayudarte a superar las primeras semanas en la universidad.
con Buen Pie
1er Consejo para la Universidad: Dáte una vuelta por el campus
Sí, ya sabemos que conocías tu instituto como la palma de tu mano pero ahora estás en la Universidad y, muy probablemente, ésta sea mucho mayor que aquel. Por eso merece la pena que te familiarices con el campus y sus distintas áreas. Y por supuesto, ¡no olvides investigar con antelación en qué parte de la facultad están tus aulas!
2º Consejo para la Universidad: ¡No faltes los primeros días!
Los primeros días de clase suelen dedicarse a introducciones y presentaciones, algo que puede resultar un poco aburrido y monótono. Sin embargo, no cometas el error de ausentarte. En estas primeras tomas de contacto es dónde más gente nueva conocerás. Si faltas estos días, cuando te incorpores a las clases ya estarán hechos los grupos y puede que te sientas un poco aislado. Además desde el punto de vista académico, estas clases sirven para conocer el sistema de evaluación y los tipos de exámenes a los que te enfrentarás; información fundamental para saber cómo organizar y afrontar el curso.
3º Consejo para la Universidad: Organiza tu tiempo
Ahora que estás a principio de curso, es una buena idea elaborar un calendario de estudio y organizar tu rutina con las clases, horas de estudio y tiempo para otras actividades. La organización es la clave del éxito y llevar las asignaturas al día te puede ahorrar muchos problemas cuando los exámenes se acerquen.
4º Consejo para la Universidad: Involúcrate en actividades universitarias
La universidad es mucho más que clases y exámenes. La universidad es todo un concepto que ofrece múltiples posibilidades de desarrollo tanto académico como personal. Infórmate sobre los diferentes proyectos, grupos y asociaciones universitarias que se desarrollan en tu universidad; con mucha probabilidad habrá alguna que te interese y se ajuste a tus expectativas. Además, unirse a un grupo siempre es una buena oportunidad para conocer gente nueva.
5º Consejo para la Universidad: Consulta tus dudas….pero ¡no te pases!
Preguntar en clase es importante porque te puede resolver muchas dudas y, además, suele ser valorada positivamente por los profesores. Sin embargo, los excesos nunca son buenos. No te conviertas en el pesado de clase que levanta la mano cada 5 minutos. Pregunta también a tus compañeros u organiza grupos de estudio para que entre todos podáis resolver vuestras dudas.
6º Consejo para la Universidad: Acepta la diversidad
Al empezar la universidad te encontrarás personas de todas las edades, razas, nacionalidades e ideologías. No prejuzgues a nadie y trata de aprender lo máximo posible de los demás. Esto te enriquecerá a nivel cultural y, sin duda, te hará madurar como persona.
7º Consejo para la Universidad: Haz lo que tu profesor haría
Este consejo es un poco más a largo plazo pero es útil conocerlo desde el comienzo. Como comprobarás al empezar la universidad, cada profesor tiene su manera de explicar, organizar los conceptos, resolver los problemas matemáticos, etc. El truco consiste en intentar ser un “clon” suyo a la hora de hacer un examen. Sí, sabemos que esto no es lo ideal y que la creatividad debería de premiarse. Sin embargo, en la mayoría de los casos esto no es así. Intenta adaptarte a tu profesor y hacer los ejercicios y el examen a su manera y éste se sentirá más identificado con tus respuestas.
No se trata de ser un pelota, pero en la universidad, como en cualquier lugar en el que haya que convivir y entenderse con otras personas, también hay normas no escritas.
En la universidad nadie nos dirá que no comamos chicle, que no nos estiremos o que nos sentemos correctamente, pero a pesar de esa libertad que se respira, debemos cuidar ciertas actitudes si queremos causar una buena impresión a nuestros profesores.
Cuando compartimos la clase con otros cientos de personas, bien podemos pasarnos tranquilamente los cuatro años de carrera siendo completamente invisibles para nuestros profesores. Quizá esta es la situación soñada por muchos tímidos, pero no es lo ideal si queremos sacar unas notas realmente buenas. Es cierto que los exámenes y trabajos pueden estar muy bien, pero un profesor es al fin y al cabo una persona, y si nos ve interesados y comprueba nuestro esfuerzo, eso jugará a nuestro favor cuando corrija nuestros ejercicios… Pero claro, antes tiene que saber quiénes somos
Sí. Así es. Desgraciadamente, la imagen, la impresión externa que demos puede arruinar por completo nuestro esfuerzo. En un mundo perfecto, nadie debería ser juzgado por su forma de vestir, de pensar o de vivir, siempre que lo haga respetando a los demás, pero como ya sabemos, este mundo de perfecto tiene más bien poco.
Para ir a clase no es necesario que renunciemos por completo a nuestra identidad (como podríamos hacer para una entrevista laboral), pero sí lo es que la mantengamos un poco camuflada. Las camisetas con leyendas que puedan resultar ofensivas, las medias de rejilla, las botas con pinchos y 30 cm de plataforma, las minifaldas que no se ven a simple vista, las crestas, los taconazos, etc. los reservaremos para los fines de semana; para ir a clase elegiremos esa versión de nuestra ropa que no espanta a nuestros abuelos.
Siempre en las primeras filas. Allí escucharemos bien, prestaremos más atención, veremos mejor lo que se escriba en la pizarra o se proyecte, los profesores nos verán e irán conociéndonos y nos distraeremos muchísimo menos.
No hablemos sin más cuando se nos ocurra algo a pesar de que otros lo hagan. Lo primero es que pensemos bien lo que vamos a decir para no ponernos nerviosos y que levantemos la mano y esperemos a que nos dé turno el profesor. Nuestra intervención debe ser respetuosa, clara y trascendente para el tema que se está tratando.
Sí, siempre que vayamos a cumplir con el trabajo o la tarea que nos asignen. Los profesores valoran mucho que sus alumnos se presenten voluntarios porque entienden que hay un interés y juzgarán muy positivamente el esfuerzo siempre que no la fastidiemos: no hay nada peor que acabar destacando por no entregar el trabajo que prometimos.
No basta con hacer buenos trabajos académicos, además hay que entregarlos siempre en la fecha marcada, tienen que estar escritos con corrección, contar con un buen índice y bibliografía y ser visualmente agradables.
Aunque en la universidad no nos van a regañar si llegamos tarde, no es una práctica que debamos convertir en costumbre, como es lógico. Además, si se da el caso, es mejor entrar sin hacer ruido y sentarnos rápidamente que interrumpir la clase y al profesor para pedir permiso.
A pesar de estar en la universidad, la asistencia es necesaria por muchos motivos, los más importantes son que nos facilitará el estudio porque sabremos en lo que el profesor ha hecho más hincapié, y que a fuerza de estar presentes el profesor nos verá y nos conocerá, lo que, como decíamos al principio, le ayudará a ser más generoso con las notas.
No solo hay que tenerlo, también hay que demostrarlo y por eso asistir a clase, ser puntual, sentarse en las primeras filas, entregar buenos trabajos, presentarse voluntario, etc. son buenas actitudes que nos van a beneficiar.
Los compañeros son esenciales en todos los grupos humanos, y más en la facultad. Crea un grupo de compañeros con el que compartas tus inquietudes, tus apuntes, tus trabajos y con los que puedas disfrutar de las ventajas de la amistad y la solidaridad.
No se trata de hacer la pelota a los profesores, ni de pasarse los cuatro años de carrera fingiendo ser quienes no somos; se trata de alcanzar un compromiso con nosotros mismos y con nuestros estudios, de hacer todo lo posible por apasionarse por cada asignatura, por buscar las aplicaciones más interesantes a las partes más aburridas. Se trata, básicamente, de disfrutar la carrera que hemos escogido, y no hay nada que le guste más a un profesor que un alumno que disfruta y se apasiona por su asignatura.
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